Escritos

un fragmento que mil veces he leido y mil veces he corregido , aunque aun queda bastante por hacer y deshacer

PAULA

-Ya no podemos seguir con esto, si se no hubiera asustado… yo lo habría matado… matado - Isabel temblaba, estaba pálida, el solo hecho de recordar a su hija en ese estado la paralizaba, y más aun la posibilidad de un ataque.

- Pero no sucedió, tranquilízate

-Como quieres que me tranquilicé, seis veces en este mes, cuanto tiempo seguiremos igual, tú escapando yo atrincherándome en mi casa… Dios ¡Lo hubiera matado!

-Encontraremos una solución Luis trabaja en eso, este fin de semana le ayudare con la investigación, no desesperes… encontraremos una solución. Paúl no volverá, es un cobarde, aun con toda su testosterona a flor de piel tuvo miedo y escapo. ¿Cuanto tiempo duro esta vez?

-Tres horas, que vamos a hacer con Paula, sus transes van en aumento, cada vez son mas seguidos y más intensos.

-¿Intensos?

- Tuvo convulsiones, el hielo se derritió rápidamente, las últimas bolsa se evaporaban ¡¡¡¡.

-Solo soy un gran problema – dijo Paula.

Había escuchado la conversación, hacia un rato que había despertado el agua estaba tibia, como siempre no recordaba nada de la noche anterior solo que tenia mucho calor y aquel sueño.

-No seas pesimista, si olvidaron informarnos de esto, debe ser porque hay un modo de evitarlo y debe ser muy simple solo que no sabemos mirar.

- Papá, vienes diciendo eso desde el verano, ya casi acaba el invierno y esto empeora.

-Paula, solucionaremos esto juntos como todo- dijo preocupado Alfonso.

El teléfono sonó, interrumpiendo la conversación, distrayendo a las dos mujeres, un alivio para Alfonso que ya no tenia como tranquilizarlas.

Para Alfonso la situación no podía ser peor, imposible ayudar a su esposa, él era un agresor más y al parecer Luis no había tenido suerte con los análisis , no encontraba ningún patrón que le sugiriera como funcionaba el sistema hormonal de su hija.

-Que vamos a hacer si esto empeora… ¿porque no nos advirtieron? - Pensaba cada noche.

Hasta ahora había resultado el hielo pero no era suficiente, la temperatura de Paula aumentaba demasiado rápido, el hielo solo detenía la expansión por unos segundos ni siquiera minutos.

- Paul vive a más de cinco cuadras de aquí, ¡ esto tiene que detenerse de alguna manera!-se atormentaba Alfonso.

Luis era un amigo de la infancia de Alfonso, fue al único a quien confío el secreto de Paula, era una persona de toda confianza, aunque no lo pareciera, cualquiera que lo viera diría que era un vago, pero lo que tenia de vago lo tenia de genio. La medicina absorbía toda su vida entre el consultorio y los turnos en el hospital no le daba tiempo para nada, aun así luego de conocer a Paula se dio, hizo, el tiempo y comenzó a investigar y tratar de explicar, lo inexplicable, a su amigo. Había agotado ya todas sus ideas.

- Bien vamos por parte – Luis intentaba organizar sus ideas – a ver… cuando un animal entra en celo , intenta procrear …ella es única …eso explicaría la intensidad … pero estos periodos casi la matan … su temperatura aumenta demasiado… y tiene problemas de orientación … por que… por que … tiene que haber alguna forma de control …Tal vez…Puede ser un proceso que hemos estado interrumpiendo ¡¡¡¡

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Otra vez ocurrió – Paula estaba nuevamente en la tina, esta vez no había agua solo cuatro empapadas paredes, su madre la observaba

¿Como te sientes? – pregunto agitada.
Bien … pero …esta vez no … estoy segura
-Solo duro una media hora, ¿como esta tú temperatura?- Isabel recuperaba el aliento, habían sido 30 minutos, cerrar puertas y ventanas, correr en busca de hielo cargar el arm arma. Aunque ya tenia practica esta vez ocurrió todo muy rápido.- Normal, parece que todo acabo, aun hueles dulce… Paula Paula¡¡¡¡ te estoy hablando.

Paula ya se había metido a la cama, eran casi las tres de la madrugada y estaba muy cansada, solo quería dormir ,apenas y tuvo fuerzas para caminar. Isabel no sabia que hacer, estaba aun en el baño con todo ese vapor y dos bolsas de hielo, las feromonas aun persisten, tal vez estaba bien y no convulsionaba, pero ¿estarían a salvo?

Por la mañana Isabel aun permanecía al lado de su hija. Aun cuando Paula dormía placidamente no había bajado la guardia, los episodios nunca eran tan fulminantes, nunca tan cortos y con un final tan pacifico. Ya había amanecido y la alarma indicaba que eran las 06:45…

Un manotazo a ciegas hizo callar el despertador, una somnolienta Paula intentaba despegarse de la cama.