20 de marzo de 2011

Serie Zodiaco

Pecera



La  nueva casa tenía algo mágico. Los años estaban marcados en cada una de las capas de pintura y papel mural, en pared que aun se mantenía en pie. La sala principal había sido el salón de un pequeño bar, luego una peluquería, el comedor de la residencial y así en cada una de las habitaciones.

El segundo piso había dejado de existir hacia décadas, ya casi no se distinguían el comienzo del jardín y el fin de la casa. Pero a Horacio no le importaba, la arreglaría algún día dijo al corredor de propiedades. Pero en realidad no pensaba mover un solo clavo de aquella casa antes de comprender toda su historia.

Comenzó a  investigar sobre ella, quienes la habitaron y porque la dejaron, nadie comprendía que era lo que realmente buscaba. Después de la quinta vez que fue a visitar la casa,  el corredor de propiedades ya se había cansado de los absurdos interrogatorios de Horacio y que no dijera nada sobre comprar o no la casa. La verdad a estas alturas el hombre era feliz con un no,  todo con tal de no  ver más  a Horacio ni escuchar sus  teorías sobre quienes habitaron la propiedad.




       - Esta ahí sentado desde anoche por lo que me cuentan los vecinos, le he pedido que abandone la
     propiedad de todas las maneras, y no hay caso.  Parece enterrado, no lo pude mover.
-                - ¿Es usted el propietario de la vivienda?
-                - No, soy de la corredora, Sargento, el tipo no es peligroso, esta algo loco nada más, esta obsesionado con
 la        casa.
-               -    No se preocupe, ya hemos tratado con este tipo de locuras.

Y era cierto para el Sargento Ortiz de carabineros, era la quinta vez en sus treinta años de servicio que debía retirar a alguien en las mismas condiciones de ese lugar. Nunca había conocido a los dueños de la propiedad, pero cuando quiso averiguar quiénes eran una orden superior se lo prohibió. ¿Será nuevamente la pecera? , se preguntaba mientras  esquivaba las peligrosas baldosas sueltas de la entrada principal.

-          Amigo- dijo con voz familiar pero autoritaria- no diga más, es la pecera, cayó seguramente del segundo piso, después del terremoto del 66 o tal vez durante el incendio del 75.

Horacio lo miraba, maravillado como todos cuando encontramos a alguien que realmente lo entendía.

-               -   ¡Está intacta! Y es perfecta y…
-              -     Absolutamente impecable y orientada hacia la  η Piscium, lo sé, venga acompáñeme e iremos a revisar los
           registros de la familia del arquitecto.

 Horario estaba emocionado hasta las lágrimas, no podía creer lo que escuchaba, saber sobre el arquitecto, nunca pudo encontrar información sobre él, no existían registros tan antiguos. Quiso ponerse de pie pero algo lo  jalaba hacia el piso. Sus piernas estaban enterradas hasta las rodillas y entre ellas se encontraba la fascinante pecera.



Temió que al moverse la burbuja de cristal se rompiera, pero Ortiz lo calmo diciéndole que el sabia de esto y la pecera no sufriría daño, Y así paso, cuando el Sargento le dio la orden a los vecinos de levantar a Horario, la tierra se aflojo sin problemas y la pecera ni siquiera se movió.

El sargento ya sabía de mascotas,  indigentes y drogadictos que eran tragados por la casa. Horacio tuvo suerte.